Cultivo hidropónico

El cultivo hidropónico no es muy utilizado en plantas de interior, pero aun así puede resultar un interesante método que podemos poner en práctica en nuestras casas.

Como todo método tiene sus ventajas e inconvenientes, entre las ventajas más significativas podemos destacar el ahorro en tiempo y espacio y además, se consigue que los riegos sean menos problemáticos durante nuestras ausencias.

Cultivo hidropónico

Esta técnica consiste en cultivar las plantas sin usar un sustrato para macetas. El método se basa en proporcionarles un caldo de cultivo que les proporciona la hidratación, nutrición y aporte mineralógico necesario.

Para realizar esta práctica, es mejor centrarse en plantas que no tengan flores porque los vegetales productores de flores son más difíciles de cultivar por éste método. En el cultivo hidropónico no se emplea ningún sustrato pues las raíces de la planta deben quedar sumergidas en el agua que previamente hemos provisto de nutrientes.

¿Qué precauciones debemos tomar?

Lo primero que tenemos que hacer es conseguir una maceta adecuada para cultivo hidropónico (al final del artículo muestro varias) y posteriormente, preparar el caldo de cultivo que debe tener la proporción adecuada de fertilizante.

Las macetas para cultivo hidropónico suelen tener unos niveles que nos marcan la cantidad de líquido que contiene el recipiente, deberemos prestar atención a los niveles máximos y mínimos de forma que la cantidad de agua fluctúe entre ambos. Como consejo particular, yo os recomiendo que esperéis a que el nivel de líquido llegue al mínimo para reponerlo.

También es importante que la maceta esté pensada para este tipo de cultivos, pues algunas macetas (pensadas para cultivos tradicionales) si tienen siempre líquido en su interior puede degenerar en una degradación de los componentes que componen la maceta y acabar reaccionando con el agua y el fertilizante, y esto podría desencadenar la intoxicación de la planta.

Fertilizante para cultivos hidropónicos

La cantidad de fertilizante que tenemos que añadir variará en función del tipo que usemos, esta información podremos extraerla de las instrucciones de empleo que suelen ir adjuntas al envase.

El fertilizante para cultivos hidropónicos se suele presentar en forma de gránulos de lenta disolución que asegurará la alimentación de la planta durante al menos un año por lo tanto, a la hora de reponer líquidos solo tendremos que preocuparnos de añadirle agua fresca.

¿Es necesario realizar trasplantes?

Efectivamente sí. Si todo va bien, nuestras plantas crecerán hasta que el envase o maceta quede pequeño y necesiten ser trasplantadas. En cambio, no se realiza con tanta frecuencia pues en este tipo de cultivos, las plantas no desarrollan tanto sus raíces pues tienen siempre líquido y nutrientes en abundancia.

El principal motivo que puede llevarnos a cambiarle el envase es que la planta adquiera un tamaño considerable y se vuelva inestable en un tiesto tan pequeño.

El trasplante se realizará de una forma sencilla, pues solo necesitaremos extraer la planta de su alojamiento teniendo cuidado de no dañarle sus raíces e introducirla en el nuevo macetero. Una vez alojada, rellenaremos con agua y fertilizante.

¿Es posible introducir una planta cultivada en tierra al cultivo hidropónico?

Las plantas si pueden adaptarse del cultivo en tierra al cultivo hidropónico. El cambio puede resultar un poco traumático para la planta y deberemos tener mucho cuidado para que no se seque y por tanto, no es aconsejable realizar esta operación en ejemplares que produzcan flores o plantas muy grandes porque estas últimas se han adaptado muy bien a un ambiente y puede que sea tarde para introducirlas en otro.

Para realizar el cambio deberemos extraer la planta del sustrato y sumergirla en un recipiente con agua tibia. Lo primero será limpiar las raíces con cuidado para eliminar todo resto de tierra. Deberemos repetir el proceso al menos dos veces para eliminar cualquier resto de sustrato ya que podríamos contaminar el caldo de cultivo.

Cuando las raíces estén completamente limpias pondremos a la planta en su nuevo contenedor y lo mantendremos a una temperatura media que ronde los 20 ºC.

Es recomendable que durante las primeras semanas tenga unas condiciones de desarrollo óptimas para que la planta no sufra a causa de otros agentes, por ello deberemos evitar exponerla directamente a la luz del sol o a temperaturas extremas.

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